Aquel día me levanté pronto. Tenía clase otra vez... sólo era miércoles. Cuando acabé las clases salí del instituto como todos los días. Pero no sabía lo que me esperaba allí fuera. Me pareció ver a un chico que conocía. Pero pensé que como tenía tantas ganas de verle me estaba volviendo loca y era sólo una alucinación. Así que lo ignoré y me despedí de Irene y de Bea y acompañé a María hasta la parada del bus mientras esperaba a que llegara mi padre con el coche. Estábamos hablando tan tranquilamente cuando de repente se calló. Dos segundos después noté que alguien me tapaba los ojos y me susurraba al oído "¿Quién soy?" No tenía ni idea. Me soltó y me giré. ¡Era él! Así que no me estaba volviendo loca, sino que realmente le había visto... Me dijo que había ido a verme porque no aguantaba hasta el viernes, que habíamos quedado. Que me echaba de menos. Y que quería saber si yo también le había echado de menos. Que me necesitaba. Que quería levantarse cada día sabiendo que me iba a ver. Que se estaba volviendo loco, quería saber de una vez si yo le quería o si ya le había olvidado. Le miré y le sonreí. Lo entendió todo, no me hizo falta decir nada. En estos casos sobran las palabras... Nos fundimos en un largo y bonito beso.